Los días son maestros
que dejan plantadas en mis sentidos
perlas de agua.
Todo lo que llega,
en cada momento
por ojos, nariz, boca
piel y oído,
convierte la memoria en un campo de hierba
mojado de escarcha.
Si estamos dispuestos
a recoger esas perlas,
encontraremos
motivos para la razón,
impulso para el corazón
y contenido para la palabra.