Cuando se produce un encuentro,
se rompen las fronteras de los ojos,
se exponen las entrañas al otro,
y se forma un puente de átomos que se cruzan,
en medio del espacio que os separa,
se reconocen, se sonríen, se besan y se abrazan,
y volvemos a ser ese minúsculo punto del universo
donde se concentra la materia,
donde todos estamos fundidos,
donde todos somos iguales,
donde se gesta el embrión de las estrellas.