domingo, 8 de abril de 2018

Aquí, donde estoy

Aquí
donde estoy,
las voces del río se adueñan de todo,
mi cuerpo se diluye en el ruido del agua,
y corre entre las piedras convertido en espuma.
Los árboles desnudos
esperan que el calor les traiga su traje verde de fiesta
para poder, esta noche, cortejar a la luna.

Es tiempo de brotes,
de cielos azules,
el frío ha pasado
y se ha secado la lluvia.
La vida se reinventa
llenando de hojas las ramas vacías,
sacándole a la tierra los colores,
despertando,
 con besos de luz
 a las semillas dormidas.
Estamos de estreno,
este momento es nuevo,
empezamos de cero otra vez
cuando la savia resucita.

Aqui
donde estoy,
las voces del río imponen su ley,
ni el trino del pájaro,
ni el suspiro que la brisa arranca a los árboles
le impiden ser el rey.
Baja poderoso y lleno,
la nieve de arriba lo preñó de agua
y él,
se dejó hacer.

Que no,
que no me hace falta otro cielo,
este me va bien.

Tenías que ser tu

Volvías de una de esas guerras de pulsos,
gastado hasta el último gramo de fuerza en la batalla,
las armas de los motivos y las razones
olvidadas en el rincón
donde se guardan las palabras.
Vaciaste despacio,
 gota a gota tu cansancio
y empezaste a sentir,
que entraba en ti la tierra que pisabas.

Te vi
en el hueco que una roca
convirtió en cuna,
los ojos  cerrados al sol,
cuajada de olor a mar,
devorando rumor de olas.

Corrimos todas hacia ti,
y llegamos como cachorros saltando
hasta tu cama,
le robamos contigo varios segundos al paraíso
lamiéndonos las caras,

y entonces supe que estabas en esa lucha
por los otros,
más que por ti,
y que precisamente por eso,
tenías que ser tú
y no otra
ni otro
Tú.